A medida que iba recordando lugares para dibujar de memoria, me iba dado cuenta que muchos de mis recuerdos más importantes sucedieron en casas de mis amigos de la niñez, pero, aún más relevante fue que noté que tenía muchas cosas que me guardé mucho tiempo que quería decirles: saludos, arrepentimientos, confesiones, agradecimientos.

Existía una distancia con estas personas, no solo geográfica sino emocional, la cual es estrechada con el envío de una carta. Estos sobres contienen dibujos de sus casas, los escenarios de nuestros recuerdos. Para estos dibujos la precisión formal es secundaria; se busca englobar una memoria difusa y de fidelidad titilante. Los sobres contienen mensajes latentes, cosas que se quisieron decir pero nunca fueron expresadas abiertamente: marcas en bajorrelieve que nunca fueron escritas con tinta.

Envié estas cartas a 7 amigos, cercanos y lejanos. Los sobres son yo, un contenedor de recuerdos y emociones, en tránsito hacia personas importantes con mensajes escritos bajo la piel, finalmente abriéndome para ser leído en voz alta. 

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